Ayer por la noche estaba buscando un taxi cuando vi que cinco estrellas destacaban entre los coches. Otros taxis con luces verdes pasaban por el lado, y ninguno llevaba las cinco estrellas encendidas. Me dije que este tenía que ser un cinco estrellas; la segunda vez que uno se cruzaba en mi camino tras siete años en esta ciudad.
Al subir, comprobé que, efectivamente, las cinco estrellas iluminadas eran indicativo de que el conductor era uno de los pocos que ostentan el título de conductor cinco estrellas, aunque, para mi sorpresa, tenía un nivel de inglés muy limitado y el asiento de atrás estaba rajado (como están la mayoría de viejos Santana).
Me contó que lleva más de veinte años de taxista y por la sonrisa de auto complacencia que puso ante mi exclamación de “aiyo, ¡eres un conductor cinco estrellas, hao lihai”“, se siente orgulloso de sus logros.
Al bajar me señaló con satisfacción la cámara que llevaba en el frontal y me preguntó si había visto alguna. Le dije que no mientras me devolvía la jiaotong ka y salía del taxi. Mientras andaba los cien metros que separan la entrada del complejo de mi bloque, pensé que, tras 20 años tras el volante, debía ser su forma de protegerse de ataques infundados por parte de conductores inexpertos de coches de lujo (hace unos años de vez en cuando me encontraba con taxistas que estaban memorizando una lista con los logos de las marcas de lujo para que fueran con especial cuidado de no rozarles y aún menos tener un choque con ellos).
Y hace un momento, leyendo el Shanghai Daily, he visto que mi observación no fue cierta, sino que probablemente se la acababan de instalar (por eso me la señaló con orgullo) y será uno de los participantes en el nuevo programa voluntario que se ha lanzado en la ciudad para denunciar públicamente a aquellos que cada día vierten más de 40 toneladas de basura en las carreteras de la ciudad.
La noticia dice así:
1,000 volunteers set to drive citywide anti-litter campaign
A TEAM of 1,000 volunteers will next week embark on a citywide anti-littering campaign by driving around Shanghai on the lookout for offenders, officials said yesterday.
People who want to join the campaign are expected to fit their vehicles — at their own expense — with a video camera, and then submit “evidence” of littering by other road users to a designated authority.
The footage will be uploaded to the Internet to shame the offenders, the Shanghai Road Administration Bureau said in a press release yesterday.
Every day, more than 40 tons of litter are cleared from 1,000 kilometers of roads across Shanghai, the bureau said.
It did not provide details of how the team will work on a day-to-day basis, but said it will mostly comprise bus and taxi drivers.
The team will be supported by a network of 16 static anti-littering cameras, it said.
Officials said they will also put more garbage bins near to the entrances to toll roads and in service areas in an effort to encourage people to dispose of litter responsibly. Under Chinese law, anyone found guilty of throwing litter from a vehicle can be fined between 20 (US$3.25) and 200 yuan.